miércoles, 2 de mayo de 2012

2 de mayo

«A su alrededor, espantado, el presbítero escucha el clac, clac, clac, de innumerables navajas que se abren. Cachicuernas albaceteñas de siete muelles, con hojas de entre uno y dos palmos de longitud, que los hombres sacan de las fajas, de los bolsillos, de bajo los capotes y las chaquetas, y con ellas en las manos se lanzan ciegos, gritando encolerizados, al encuentro de los jinetes que avanzan.
—¡Viva España y viva el rey!... ¡A ellos!... ¡A ellos!
El choque es brutal, de un salvajismo nunca visto, destripando a los caballos que caen patas al aire coceando sus propias entrañas.
—¡A ellos!... ¡Que no quede moro vivo!»

Fragmento de Un día de cólera de Arturo Pérez-Reverte


No hay comentarios:

Publicar un comentario